Rebeca tiene 29 años y trabaja como secretaria en una productora de cine reconocida. Durante el verano, la mayoría de sus compañeros llevan pantalones cortos o faldas, pero ella prefiere usar pantalones largos para ocultar las cicatrices que le dejaron los cortes que se hizo mientras estudiaba audiovisuales en la universidad.
Como Rebeca, muchas personas han descubierto que el cerebro parece olvidar el dolor emocional cuando está ocupado procesando el dolor físico.
Cada vez son más las personas que se autolesionan para controlar la ansiedad, ya sea por imitación o por descubrimiento propio. Cuchillas, alfileres, bolígrafos y uñas son algunos de los utensilios que se utilizan para producir heridas y distraer al cerebro de las emociones desagradables.
A medida que crecemos, aprendemos a gestionar nuestras emociones de diferentes maneras. Algunos recurren al deporte para eliminar la ansiedad, mientras que otros usan técnicas como la respiración y la meditación. Estas herramientas pueden reducir significativamente los niveles de estrés y ansiedad, siempre y cuando se utilicen correctamente y con moderación.
El deporte y la meditación son dos de los antidepresivos naturales más poderosos que existen. Ambos ayudan a gestionar las emociones de forma saludable, pero no ocurre lo mismo con las autolesiones. Las personas que se autolesionan suelen hacerlo para controlar sus emociones desagradables. Esto puede funcionar a corto plazo, pero a largo plazo, las autolesiones pueden volverse adictivas y extremadamente difíciles de eliminar además de ser muy perjudiciales para la salud y la vida de la persona.
Si conocemos a alguien que se autolesiona, debemos comprender que puede estar pasando por un mal momento. No debemos criticar ni juzgarlos, ya que esto solo los alejará y los hará esconderse aún más.
Las autolesiones son la forma que han encontrado para regular sus emociones, por lo que debemos explicarles que, aunque puedan funcionar a corto plazo, no son la solución más efectiva a largo plazo.
Debemos transmitirles que hay otras maneras más saludables de manejar las emociones desagradables, como el deporte, la meditación o salir a caminar. Si la persona no está dispuesta a tomar medidas, es importante sugerirles que busquen la ayuda de un profesional de la psicología o a su médico de cabecera.
En el caso específico de la autolesión, el psicólogo puede ayudar a la persona a identificar y abordar las emociones subyacentes que están llevando a esa conducta, y a desarrollar estrategias más saludables para hacer frente a esas emociones. Además, puede trabajar con la persona para desarrollar habilidades de afrontamiento efectivas y promover la autoestima y la auto aceptación.
En algunos casos, el psicólogo también puede derivar a la persona a otros profesionales de la salud si se necesita una intervención médica adicional. En resumen, el psicólogo puede desempeñar un papel relevante en el tratamiento de la ansiedad y la autolesión, ayudando a la persona a recuperar su bienestar emocional y físico.
Francisco J. González Galán
Mi nombre completo es Francisco José González Galán, y soy psicólogo sanitario colegiado en el COP de Madrid con el n.º 37171. Como profesional de la psicología, mi vocación es ayudar a las personas para que consigan descubrir todo su potencial. Tengo formación en terapia cognitivo-conductual e hice la mención en psicología de la salud e intervención en trastornos mentales y del comportamiento. Mi pasión por conocer el comportamiento humano y mejorar el bienestar de las personas me llevó a especializarme en esta área. Haciendo especial hincapié en la parte emocional.